lunes, 24 de febrero de 2020

El fraude chileno del "Pisco 1933" de la Viña Santa Rita



Fuente: 
Diario Gestión (Lima, 21 feb. 2020)

Perú exportaba pisco antes que naciera el aguardiente en Chile: Evidencia documentada

Investigación del embajador Gonzalo Gutierrez y miembro de la Academia Peruana del Pisco detalla episodios de la comercialización [de este aguardiente fino de uva] en Perú y hacia otros países. Además, del posible origen de las tres botijas halladas en Chile.




El Pisco es peruano, y en ello no hay discusión, pero una nueva evidencia documentada e histórica - investigada por el embajador Gonzalo Gutierrez y miembro de la Academia Peruana del Pisco- lo reafirma, y desbarata la [falsa] tesis de Chile, en el que se argumenta que el registro más antiguo lo tienen ellos desde el año 1733, y en Perú en 1822, lo que no es así.

Cabe indicar que Gonzalo Gutierrez investigó el origen del nombre Pisco en Chile y la estrategia engañosa del expresidente de Chile, Gabriel Gonzales Videla, para arrebatar el nombre de pisco.

Como una reafirmación de la posición del vecino país del sur, esta semana se conoció el registro de marca Pisco 1733 de la Viña Santa Rita de Chile en Reino Unido.

Sin embargo, antes de dicho año ya se comercializaba en el Perú el Pisco, evidencia encontrada en el Archivo General de Indias en Sevilla, España.

“Magnífico repositorio de la documentación vinculada a la presencia de España en las colonias americanas. Allí es posible ubicar 80 millones de páginas y 8,000 mapas y gráficos que ilustran sobre el papel de la administración española en América”, sostiene Gonzalo Gutierrez, en el documento, el Pisco, la primera referencia a su nombre.




La evidencia encontrada demuestra que el nombre Pisco para el destilado de uva se usó en Perú antes de 1733, en el  texto que se relatan como transacciones comerciales registradas en 1726 y 1729.

Los escritos están por un litigio comercial sostenido en la Real Audiencia de Lima por un comerciante llamado Pedro de Maurtua, contra el administrador de la hacienda Cóndor, Gabriel Armat, ocurrido en el año 1726.

En el documento se reclama - hallado por Gonzalo Gutierrez- y se detalla que se comercializaba no solo en Perú, sino para los envíos a Guayaquil.

“En primer lugar, que para 1726 -siete años antes de la lista que en Chile menciona un ralo trio de botijas provenientes del Perú- la utilización de la denominación “Aguardiente de Pisco” y “Botijas de Aguardiente de Pisco” era muy común en el Perú, tanto en la vida comercial como en la judicial”, sostiene el embajador.

“Adicionalmente, estos textos de un expediente oficial de la Real Audiencia de Lima nos prueban que desde Pisco se exportaba consistentemente y en buena cantidad su “Aguardiente del Pisco” a lugares más allá del Perú, como lo afirma claramente la declaración de don Bernabé Felipe de Aragón, quien en 1726 compró a Juan de Sotomayor más de 150 botijas de Aguardiente de Pisco de buena calidad para “venderlas a la ciudad de Guayaquil y Reino de Tierra Firme”, es decir América Central”, afirma.


De esta manera, queda en evidencia, no solo histórica que el pisco se usa en el Perú desde la época colonial.


Además, que “las tres botijas” a las que hace referencia Chile, tendrían - como sostiene Gutierrez - su origen en la h"Hacienda Cóndor" de Pisco, que se había adjudicado Francisco Cortés de Monroy, Comisario Mayor del Tribunal de la Inquisición, y quien era primo de Pedro Cortés Monroy y Mendoza, dueño del fundo La Torre de Chile, donde ubicaron las tres botijas, sin otro sustento adicional. 






.................................









"AGUARDIENTE Y VINO PURO"

Canta: Gustavo Urbina (del conjunto "Tradición limeña", fundado en 1960)


LETRA:

(Marinera)

Aguardiente y vino puro
ayayay, dicen las antiguas leyes
Morenita agua que, 
toman los bueyes
ayayay, que tienen el cuello duro
ayayay, ¡aguardiente y vino puro!

Once las letras son 
del aguardiente
ya lo sabe el curioso, 
ayayay, impertinente
once las letras son, 
ayayay, del aguardiente

Del aguardiente madre, 
si no tomara,
la garganta de pena 
ayayay, se me secara
rico, rico piquito, 
ayayay, dame tu pico


(Resbalosa y fuga)

De los aires nacionales 
de la América del Sur
¡no hay como la marinera 
que se baila en el Perú!

Tiempla un zambo la guitarra, 
con los redobles de cajón
y a voz en cuello reclaman:
"¡agua pa' la caballada!"

¡Mándame quitar la vida, 
si es delito el adorarte!

Pobre soy porque no tengo,
la dicha del poderoso,
como amante soy dichoso,
y en mi dicha me mantengo

Malhaya, quién dijo amor,
cómo no dijo veneno.
Tiéndeme la cama, 
arregla el colchón,

¡luego tú me pasas 
mi rico pan de Guatemala!

........................

Sobre el riquísimo legado poético popular criollo, plasmado principalmente en cantos de jarana y amorfinos, consultar este trabajo de Pepe Bárcenas, "Su Majestad la marinera": 

http://www.mediafire.com/file/96tasztvlcg9n4p/Su-Majestad-La-Marinera-Pepe-Barcenas.pdf/file


..........................

Sobre  la llegada de la zamacueca  a Chile citamos:

"Respecto a los bailes de chicoteo, recordamos que por los años de 1812 i 1813 la zamba i el abuelito eran los más populares; ambos eran peruanos.
San Martín con su ejército, 1817, nos trajo el cielito, el pericón, la sajuriana i el cuándo, especie de minuet que al fin tenía su alegro.  Estos últimos bailes podrían mirarse como intermedios entre los serios i los de chicoteo; pues no daban lugar a las desenvolturas que se ven en los otros, que nos vinieron del Perú desde el año de 1823 hasta el día.
[Al salir yo en mi segundo viaje a la república argentina en mayo de 1824, no se conocía este baile.  A mi vuelta en 1825 ya me encontré con esta novedad]  Desde entonces hasta hace diez o doce años Lima nos proveía de sus innumerables y variadas zamacuecas notables o ingeniosas por la música, que inútilmente tratan de imitarse entre nosotros.  La especialidad de aquella música consiste particularmente en el ritmo y la colocación de los acentos, propios de ella, cuyo carácter nos era desconocido, porque no puede escribirse en las figuras comunes de la música"  

(José Zapiola, "Recuerdos de treinta años".  Santiago 1872-1874, pp. 87-88)

http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-94995.html







Pisco, la primera referencia a su nombre
Gonzalo Gutiérrez


"Viña chilena le gana a Perú la marca ‘pisco’ en Reino Unido"
"El parcito" 

viernes, 7 de febrero de 2020

Las Rabonas, a los ojos de todos




Juan de Arona en su Diccionario de Peruanismos, define a la rabona como una "especie de cantinera peruana [..], y que podría compararse a la Hija del Regimiento. La rabona es una india de raza pura, pequeña, maciza, que va siguiendo abnegadamente al soldado peruano por los desfiladeros de la Sierra, por los arenales de la Costa, por entre los fuegos de la batalla..." 

El término "cantinera" se confunde con rabona, pero las rabonas no eran cantineras. La rabona fue una leal compañera del soldado, fuera y dentro del cuartel. Fue el "componente femenino" del Ejército. Durante la Guerra del Pacífico, cuando llegaba la hora de la leva, "el recluta pasaba a las unidades, informalmente, con su mujer". En los cuarteles había un patio para las rabonas, donde cocinaban y se hospedaban. Donde lavaban la ropa de su compañero: el soldado peruano. El soldado permanecía junto a su mujer: la rabona; y ella se quedaba al lado de su amor: el soldado peruano. En las campañas seguían en silencio a las columnas de soldados "llevando a cuestas a sus espaldas en un enorme rebozo de bayeta anudado sobre el pecho, los útiles de cocina, el fruto de sus entrañas, la fajina para prender el fuego, ¡un hogar entero!"

La rabona es un personaje poco mencionado en nuestra historia. "Es popularmente un término peyorativo, insultante". El doctor Casimiro Ulloa, Jefe del Servicio de Sanidad durante el conflicto con Chile, a menudo en sus informes, "se quejó de las rabonas a quienes llamaba, de manera despectiva, "cantineras". Jorge Basadre cita lo siguiente: "Así como del coloniaje nos acordamos demasiado de las calesas y nos olvidamos de los obrajes, así también en la República el recuerdo es para las tapadas con olvido de las rabonas". La tapada es la mujer coqueta, la mujer que anda por los pasillos y los corrillos ruidosos; la mujer que va vestida con el traje de saya y manto, la que anda por el puente y la alameda. La del zapatito de seda. La mujer que, "con el encanto del misterio", despide en su ligero andar el perfume de las rosas y del jazmín. La rabona también es andariega; "pero son leguas y leguas las que recorre por cerros, arenales y quebradas". La tapada es una flor; la rabona es... "leal a su hombre y a su batallón". Para el soldado ella era la compañera en sus momentos de soledad y ella se sentía segura.

Adriana de Verneuil, esposa de Manuel González Prada, señala que "la lengua predominante entre los soldados era el quechua, muchos de ellos iban mal vestidos y habitaban en lugares de condiciones sanitarias calamitosas". El soldado peruano tiene pocas pretensiones. Fue la rabona quien lo consoló y enjugó sus lágrimas, calmó su sed y cuidó de sus heridas. Para ella el soldado "era todo su mundo". No recibían ración sino que se alimentan "con parte de la que toca a sus cónyuges".

Las rabonas que acompañaban al soldado peruano en los combates en las provincias sureñas de Arica, Tacna y Tarapacá eran vistas por los extranjeros "con mucha extrañeza" y es que consideraban que el campo de batalla, no era un lugar propio para las mujeres. Las mujeres debían estar en casa esperando al esposo, al hermano o al hijo, "para celebrar con ellos la victoria o cuidarlos en caso de la derrota". Mas las rabonas no se quedaban en la casa. A ellas, en el combate -escribe Sir Clement Markham- se las ve "atendiendo a los heridos, satisfaciendo sus necesidades..." Cerrándoles los ojos a sus soldados.

El primer auxilio del soldado herido en campaña era la rabona. Fue poca la asistencia durante la guerra y la poca que hubo estuvo a cargo de la Cruz Roja. La famosa enfermera inglesa Florence Nightingale, conocida en su país como "la dama de la lámpara" por el poema Santa Filomena de Henry Wadsworth: ...¡Mirad! En aquella casa de aflicción / Veo una dama con una lámpara, / Pasa a través de las vacilantes tinieblas...; no tuvo conocimiento que el Ejército Peruano tenía un servicio de "enfermería empírico" porque, de haberlo sabido, se habría maravillado del trabajo de la rabona "y lo habría bendecido".

Fuentes:
• Diccionario de Peruanismos, Juan de Arona / La gesta de Lima 1881-13/15 Enero-1881
• Margarita Rodriguez
• Ana Maria Malachowski R.



Compartido en FB el 04 de febrero de 2020 por Puno Online:

https://www.facebook.com/PunoOnlineCity/posts/2790392704355247